Hemos vivido dos años de manijerías con Agustín Lara y francamente no nos deja de sorprender la sencillez que muestra, teniendo en cuenta que durante este año y el pasado ha tenido dos de las campanas más deseadas de Lucena.
Con una amabilidad infinita y haciéndonos sentir realmente cómodos para poder realizar nuestro trabajo, el manijero de Nuestro Padre Jesús Nazareno de este 2016 (
http://paseillo.es/trono/ntro-padre-jesus-nazareno/549) contestó nuestra entrevista, manteniendo una charla en la que hablámos y pudimos conocer un poco más de este funcionario de 47 años, que se estrenaba hace treinta, siendo manijero de Ntra. Sra. de los Dolores “Servitas”.
Junto al manijero recorrimos San Pedro Mártir, la Capilla y el Museo de la Santería, una visita que mereció la pena.
PREGUNTA: ¿Cuál es el motivo de esta manijería?
RESPUESTA: Creo que no hay que dar muchos motivos por los que ser manijero del Señor. Creo que la vida son una serie de metas, de devociones que tienes desde que naces y creo que este es uno de los objetivos que cualquier santero se podía plantear en su vida. He tenido la suerte que me ha llegado y no necesito muchas motivaciones para explicar por qué se quiere ser manijero de Nuestro Padre. Definiría esta santería como mi culmen. Para mí sería el final de una carrera. Después de lo que he tenido la suerte de pasear en mi vida y los pasos que me han dado, creo que este es el culmen de una carrera en la santería. Tengo decidido que después de esto ya no hay nada más. Es el premio, quizás a treinta años en los que lo habré hecho mejor o peor. Pero nadie puede negar que me he dedicado en cuerpo y alma a la santería. Le he dedicado muchísimas horas de mi vida a este arte que tanto nos gusta.
P: Has sido manijero en otras ocasiones, pero este año, ¿cómo te ves a ti mismo como manijero?
R: Me veo un manijero sereno y tranquilo. Quizás esta es la santería en la que me encuentro más tranquilo. Nervioso por la responsabilidad que lleva. Pero sereno por tener las ideas claras de lo que quiero hacer. Otra cosa es lo que la calle nos permita hacer. Pero me encuentro tranquilo y con las ideas muy claras.
P: Desde que empezaste como vocal hasta llegar a cuadrillero, ¿qué pasos has seguido para llegar a ser manijero de Nuestro Padre Jesús Nazareno?, ¿cómo se te presenta la oportunidad de poder llegar hasta aquí?
R: Pues yo llego a esta cofradía por una llamada de nuestro, por desgracia ya desaparecido, hermano mayor Eduardo Cortes, que para mi era como mi padre. El fue quien me brindó la oportunidad de entrar en esta archicofradía ocupando el cargo de vocal. Yo automáticamente le dije sí. No me lo pensé. Han sido seis años de muchas vivencias, y otros seis con nuestro hermano mayor actual, Gonzalo Beato, pues me ratificó en la junta de gobierno. Estos dos primeros años los estoy viendo de una manera muy distinta. Quizás dedicándole menos tiempo a la cofradía del que debiera. Porque las manijerías absorben mucho tiempo. Ser cuadrillero y manijero pues la verdad es que te quita muchísimo tiempo. Pero bueno, luego tendré otros cuatro años, si Dios quiere para vivir la cofradía más intensamente y habré ya dejado atrás la santería.
P: ¿Cómo has aviado a tu cuadrilla?
R: La verdad es que yo lo he tenido relativamente fácil. Teniendo en cuenta que hace cuatro años tuve la suerte de mandar a la Virgen de Araceli en su Día (
http://paseillo.es/trono/maria-stma-de-araceli-en-su-dia/294). La base de la cuadrilla prácticamente es la misma. Son mi familia y mis amigos íntimos con los que llevo muchos años santeando. Yo la he planteado como dije al principio, como el final de mi carrera. Realmente salimos muchísimos amigos que empezamos hace treinta años juntos a santear. Quiero pensar que Dios ha querido que tengamos esta posibilidad de juntarnos nuevamente para poder terminar este ciclo. Mi cuadrilla se basa prácticamente en la que hice para la Virgen de Araceli, que mantuve el año pasado en la Virgen de la Capilla y salvo un par de cambios que he tenido que hacer por una serie de necesidades, pues se mantiene.
P: ¿Has vuelto a aviar a tus santeros o ya se consideraban aviados al acabar la santería de la Virgen del Socorro?
R: Los avié el día del refresco de la Capilla. Terminé tan lleno, tan contento con la santería que hicieron en la Virgen, como me respondieron y como se entregaron en cuerpo y alma, que no quise dejar pasar ningún momento. Al final del refresco con un brindis que se hizo muy emotivo los nombré santeros del Señor.
P: ¿Qué destacas del año pasado?, ¿con qué te quedas de todas las vivencias del año de la Virgen de la Capilla?
R: Me quedo con la entrega que tuvieron los santeros conmigo. Ya lo habían hecho otras veces y el año pasado no iba a ser menos. Hicimos una santería bonita, pero dura. Exigí mucho en los horquillos, les apreté mucho y se entregaron. Son santeros que me han demostrado siempre su lealtad, una fidelidad increíble, una entrega total y hubo momentos muy duros pero muy bonitos. Los últimos horquillos de la Virgen de la Capilla por la tarde son siempre más emotivos. Tanto a mí como manijero como a ellos como santeros. Ver que tienes la santería del Señor a la mano, tras haber hecho una buena labor.
P: Tener estas campanas en las manos sabemos que pueden dar momentos increíbles, ¿con cuál te quedas?, háblanos de un momento desde que empezaras con la Virgen de la Capilla hasta el día de hoy, que a te haya llenado y que no esperabas.
R: Bueno han habido muchos momentos. Vuelvo a repetir que desde la cofradía se vive muy distinto comparado con ser exclusivamente santero.
El ser manijero pero a la vez ser cuadrillero te hace que con la cofradía vivas momentos que desde fuera no se viven. Yo me quedo siempre con el primer día que tuve la suerte de estar en el besapié del Señor y sacarlo a la calle. Fue un momento que me llenó enormemente. Momentos en los que te quedas a solas con Nuestro Padre. Cuando tienes que moverlo con tus santeros. El otro día tuve la suerte de moverlo y conociendo como conozco a mis santeros, me sorprendió la palidez en el rostro de ellos. Las manos temblorosas, los pies inquietos. Esos sentimientos, esos nervios que vi en amigos que conozco de toda la vida. Son los momentos que más te llenan. Aún así espero y creo que los mejores momentos están por llegar.
P:¿Cómo empezaste en el mundo de la santería?
R: Bueno empecé como supongo que empezamos todos. A mí la santería me ha gustado siempre. Desde niño mi padre me decía que era un fanático de la santería, que estaba todos los días viendo todos los santos, que no paraba, lo típico. Esta tradición se traspasa de padres a hijos. Mi padre fue santero. Incluso tuve la suerte de santear con él. Este fue el momento que más recuerdo de mi trayectoria santera y de los más bonitos de mi vida. Tener la suerte de santear junto a él. Empecé como siempre, los amigos en el instituto queríamos santear y decíamos: “¿Qué hacemos, buscamos un santo?” y a partir de ahí surgió la idea de mandar la Servitas. En aquel entonces era el santo por excelencia para la gente joven. Era el santo mas bonito que había por aquel tiempo y a partir de ahí fue un no parar. Tienes tu charpa, tu ambiente, tu gente, tu cuadrilla. Esto es un circulo que no para y hasta el día de hoy.
P:¿Cómo ves la santería actualmente?
R: La veo en un buen momento de formas si se puede decir así. Creo que viene de una serie de generaciones que les gusta la santería muchísimo y no se va a perder. La santería tiene el futuro garantizado durante muchos años. Sí es cierto que echo en falta que se volvieran a recuperar tradiciones antiguas. Que no se perdiera lo que nosotros aprendimos y nos transmitieron nuestros padres y abuelos. A mi modo de ver se le da demasiada importancia a la estética en las juntas, a las comidas, al vestir las juntas, que parecen muchas veces autenticas convenciones. Yo creo que la santería no está en la mesa, está alrededor de la mesa. Esto es lo que habría que cuidar un poco más. Esa esencia. Volver a lo clásico. Aviar al santero con un apretón de manos donde lo pilles. No darle tanto formalismo. Por otro lado también es cierto que hay ciertas modas nuevas que algunas son bonitas y hacen que la santería se refuerce. Yo le auguro a la santería un buen futuro.
P: ¿Cambiarías algo de lo que hay hoy en día?
R: Creo que deberíamos dejar un poquito más el excesivo formalismo en algunas cosas. En todas las santerías se hacen juntas oficiales. Parece muchas veces más una boda que una junta. Cuando de toda la vida solamente las han tenido el Señor y la Virgen de Araceli. Pero ahora todo el mundo tiene juntas oficiales. Pienso que si dejáramos de resaltar tanto lo externo y potenciáramos más lo interno ganaríamos mucho en sentimientos, sentido y en el valor de la santería.
P: Explica para el que no lo conozca, ¿qué es una junta oficial?
R: Bueno, para empezar el nombre no me gusta. Creo que las juntas son juntas de santeros o no son juntas. No me gusta el título de junta oficial. Tampoco me gusta la palabra junta esquina, que es un invento relativamente nuevo. Cuando empecé a santear con santeros ya veteranos, que a día de hoy están retirados o con algunos que por desgracia no están no existían las juntas esquina ni las juntas oficiales. Vuelvo a repetirte, quizás las del Señor y la Virgen de Araceli. La junta oficial entendida como tal es una junta en la que el manijero hace la junta extensiva a muchas más personas. Invita a todas esas personas que por circunstancias no lleva a las juntas normales. Se tiene una deferencia con la cofradía y con una serie de autoridades que se suelen invitar para darle un poco de oficialidad a ese momento, a esas juntas. Pero vamos, no deja de ser un acto de convivencia al fin y al cabo.
P: Dinos algo en lo que harás un especial hincapié para que salga como tú quieres el Viernes Santo
R: Concentración permanente. Desde que el santero se esté vistiendo hasta que termine tiene que estar con los cinco sentidos puesto en la santería. Tiene que olvidarse de lo externo. Tiene que mirar cara a cara al Señor. Devoción, concentración, y entrega, una entrega total. Es una santería durísima y hay que tener una entrega permanente porque en el momento en que te descuides “te pega el viaje”. Tienes que estar totalmente concentrado y con una entrega absoluta en la santería.
P: ¿Has tenido alguna vez la oportunidad de salir en Nuestro Padre?
R: Sí, tuve la suerte de salir en otra ocasión.
P: ¿Qué vivencia destacas de aquél Viernes Santo?
R: Llevé el varal de la esquina izquierda. Recuerdo un momento muy emotivo. Pude sacar al Señor agarrado a sus varales y tener a mi esposa al lado mía. Tuve la suerte de que ella pudiera vivir conmigo ese momento. Espero que igual que aquel año, si las circunstancias se dan, mi esposa, mi madre, mi hermana y mi familia estén a mi lado este año. Aquel fue un momento que siempre recordaré. Su cara, con la emoción con que miraba… En fin, hace unos años de aquella santería pero la recuerdo con mucha intensidad.
P: Un punto del recorrido del Viernes Santo que ves con mayor dificultad.
R: Dificultad evidentemente desde que sales hasta que llegas a la Plaza Nueva es todo. Porque la avalancha de personas que van delante del Señor te dificulta mucho la santería. Pero sí es cierto que le temo al horquillo de la Plaza Nueva. He estado como cofrade delante del Señor y la verdad tienes mucho miedo de que pase algo. La avalancha es tremenda. Evidentemente hay horquillos que marcan como el de la calle Las Mesas y al final del recorrido. Hay muchos bonitos. Pero le temo mucho a la “madrugá”. Es dura y a veces se hace incluso peligrosa.
P: ¿Cuál es la parte que más te gusta de todo el recorrido?
R: Me encanta la salida. Creo que es el momento más emotivo. Cuando el Señor sale en busca de sus hermanos. Para mí es el momento mas bonito. La “madrugá”, esa imagen del Señor en la calle Cabrillana cuando empieza a amanecer y le cantan sus saetas en casa de los Villalta es un momento precioso. Soy siempre de horquillos valientes. Horquillos por supuesto como el de la calle Las Mesas lo es. Por el Coso, también son horquillos muy bonitos. Las imágenes que deja el Señor, entre la arboles, cuando pasa por el Coso son preciosas.
P: ¿Qué importancia le das a la estética del santero?
R: Mucha. Esto es un acto de devoción, en la santería si no se cree en lo que estás haciendo no tiene mucho sentido. Pero con independencia de la devoción yo siempre he defendido el término de que la santería es un arte que implica una estética, una manera de vestir, una manera de santear, una manera de ponerse. Creo que el día que perdamos también eso, iremos perdiendo la esencia de la santería. A mi modo de ver, ha sido quizás de los poquitos cambios para bien de la santería que se han mantenido. Que nunca deberían perderse.
P: ¿Crees que el santero tiene que tener una preparación física para desarrollar su función bajo la madera?
R: Yo no diría una preparación física. Sabemos que la santería conlleva unas exigencias. Es un trabajo continuado, duro, de muchas horas y requiere que el santero esté sano. Yo siempre he dicho que con que el santero esté en buenas condiciones de salud es suficiente. A esto se le añade la devoción, que te guste y lo sientas. No creo que haga falta tampoco tener preparación física específica, ni prepararse tres días antes, correr o ir al gimnasio para poder con un santo. No lo veo necesario.
P: Evidentemente, el pueblo va estar volcado el Viernes Santo con vosotros, con el Señor, pero dinos una parte que tú tengas pensada y creas que no debería perderse el buen aficionado a la santería.
R: Hombre el buen aficionado a la santería, bajo mi punto de vista, lo que no debería perderse es la salida del Señor. En la salida del Señor está la combinación de santería, devoción y fervor. Es un momento muy bonito. Si hablamos de santería pura y dura, evidentemente el horquillo que debería ver es el de la calle Las Mesas y la calle Flores. Son horquillos muy santeros y bonitos. Bueno esos y algunos más que surjan.
P: Ya hemos comentado que has sido manijero en otras ocasiones, ¿qué destacas positivamente de ser manijero?
R: Ser manijero implica muchas cosas. Tiene muchas cosas buenas y tiene algunas negativas. Si todo te va bien eres el mejor y si te va mal, eres el máximo responsable. Para mí ser manijero me ha reportado muchos beneficios, muchas amistades. He tenido algún sinsabor en la vida, pero han sido pocos. Hacer una cuadrilla es complicado porque tienes que dejar a gente atrás. Hay gente que lo entiende y gente que no. Pero a mi me ha hecho aprender mucho. Sobre todo de las personas. Creo que el manijero tiene que ser en el fondo un buen psicólogo. La santería me ha enseñado a conocer a la gente, a entenderla y saber como son. Tener esa empatía que se debe de tener con tus santeros. Ponerte en su lugar y ser algo más que un manijero. Ser un amigo, alguien en quien apoyarse y al que poder contarle las cosas. A mi me ha ayudado mucho, muchísimo.
P: ¿Cuál crees que es el numero apropiado de juntas?
R: Yo creo que también en ese aspecto tenemos que normalizar la situación. Siempre he venido dando cuatro o cinco juntas. Más no me gusta dar. Hay muchas veces que se juntan las esquinas y no debemos abusar. Me acuerdo que cuando fui manijero de la Virgen de Araceli, lo primero que les dije a mis santeros es que pedía austeridad en todos los aspectos. Sabéis que es la costumbre que cada esquina pague una junta. No quería que aquello se convirtiera en una competición. Pedí que tuviéramos en cuenta la situación económica en la que vivimos. Muchas veces con tanta junta nos olvidamos de lo mal que lo están pasando muchas personas y no me gusta. Nunca me ha gustado ese alarde en las juntas. Vuelvo a repetir, lo importante no está en la mesa, sino alrededor de la mesa.
P: ¿Desde qué junta ves oportuno que un manijero empiece a hablar de la santería?
R: Yo hasta ahora no he hablado de la santería que vamos hacer en la calle. La verdad es que he dado dos juntas. Yo quiero empezar un poco como el que dice a “apretar el cinturón” a partir de enero. Nos quedan menos de tres meses para salir. Siempre hay que esperar un poquito a cuaresma. Para mí es el entorno y ambiente en el que realmente la santería empieza a cobrar mucho más sentido. No tiene sentido hablar en Navidad de lo que vamos a hacer el Viernes Santo. Creo que todo en la vida tiene su momento. Cuaresma es la época que marca el poner los cinco sentidos en la santería.
P: ¿Qué opinas de los santeros que santean más de una vez en Semana Santa?
R: Bueno, yo no lo critico. Siempre he dicho que es una elección muy personal. Lo que sí critico es que un santero por santear en dos santos no cumpla en ninguna de las santerías. Entiendo que la persona que santea en dos santos, con el visto bueno de su manijero, se encuentra preparado físicamente y puede hacerlo. Veo bien que lo haga, pero siempre y cuando tenga claro donde va primero, cual era su primera responsabilidad, a que manijero dió la mano el primero. A ese manijero no puede nunca fallarle. Mientras que no rehuya de sus responsabilidades y sepa cumplir con el manijero que lo avió no lo veo mal.
P: Dinos una santería de Nuestro Padre que sea referente para tu manijería.
R: Tengo gracias a Dios referencias muy cercanas. Manolo Ortiz hizo el año pasado una santería muy bonita al Señor. La verdad es que tuvimos suerte e hicimos los dos buenas santerías y empezamos con buen pie. No me tengo que ir mucho más lejos, porque mirar atrás sería comparar manijeros y no me gusta. Me quedo con la última referencia que fue la del año pasado. Fue una santería muy bonita y que gustó.
P: ¿Qué crees que esta ocurriendo en la actualidad para que a día de hoy se encuentren algunos pasos de nuestra Semana Santa sin manijero?
R: Posiblemente todo lo que hemos hablado antes. Quizás excesivos pasos. Creo que han surgido demasiados pasos nuevos en muy poco tiempo. La situación económica. Ya hoy en día un manijero por desgracia se ve abocado a dar una serie de juntas con cierta calidad. Creo que la situación económica en la que vivimos está llevando a que haya menos gente decidida a dar el paso de ser manijero.
P: Son muchos los momentos que se viven a lo largo de la santería, desde que te avía un manijero hasta que el paso queda en los bancos. ¿Cuál de estos momentos es el que a ti más te llena?
R: La satería me gusta desde el principio hasta el final. Como manijero cuando el santero llega a mi casa. Eso de abrir las puertas de tu casa a tus santeros, tu cuadrilla, tus amigos. Es como invitar a ser tu familia. El paseíllo ha sido siempre una cosa que a mí me ha encantado. Es de lo mas bonito que hay. Otro momento es cuando el manijero habla con su cuadrilla en el café. Y el momento con que me quedo es con el abrazo final. Es lo más bonito. Ese abrazo sentido cuando la santería ha ido bien o no tan bien. Pero ese abrazo que hay al final entre la cuadrilla es de lo más bonito que tiene la santería. Resume un poco el hecho de haber realizado durante la santería un esfuerzo común. Deseas agradecerlo y compartirlo con toda la cuadrilla.
P: ¿Crees qué en una santería hay que llevarlo todo medido, calculado y pensado o se debe improvisar?
R: Yo no soy partidario de que la santería vaya tan cuadriculada. El que me conoce sabe que es todo lo contrario. Quitando evidentemente una serie de horquillos clásicos y cánones que tienes que mantener. Hay que innovar un poco, improvisar y sorprender. Creo que cuando una santería se lleva cuadriculada y previsible no llena y muchas veces hay que dejarlo un poquito a la situación del momento. A como va la cuadrilla y el manijero. Para ser un buen manijero tienes que ser un buen psicólogo, para saber hasta donde puedes llegar en un horquillo. Debes conocer a tu cuadrilla. Esa chispa, esa improvisación creo que le da mucha vida a la santería, muchísima.
P: Háblanos de tus tambores
P: ¿Cómo te gustaría que fuera tu santería respecto al tambor y el paso?
R: Yo lo tengo muy claro. Creo que el Señor debe de ir con un toque de tambor seco. A un palillazo que es lo que hace que el Señor pueda botarse de una manera bonita. Mi idea es ese tambor ronco, a un paso que yo ya a mis tambores les he dicho. Lo he visto otras veces. Despacio, tranquilo, sin prisa. Nunca me han gustado las prisas para santear. El Señor debe de ir despacito. Debe de ser visto por todo el mundo. Tener que pararlo cuando puedas para que todos los devotos lo vean. Un paso cortito, seco, ronco y sobre todo despacito, sin prisa.
P: Un consejo que le darías a un santero que salga este año por primera vez.
R: Que lo viva. Que se empape de todo. Cuando uno empieza algo en la vida, no solamente en la santería sino en un trabajo, en un colectivo o hacer lo que sea hay que empaparse. Es tener los cinco sentidos puestos para aprender de todo. No tener miedo a preguntar, a enterarse. Saber por qué pasa una cosa o por qué la otra. Por qué se canta de esta manera, o eso antes que lo otro. Que aprenda porque si empieza aprendiendo llegará lejos. Si ya desde el inicio empieza viciado malamente va.
P: Y a tus santeros que nunca han salido en el Señor, ¿ qué les pedirías que tampoco se pierdan de ese día que tantas connotaciones tiene?
R: Les diría que se preparen para vivir momentos únicos e irrepetibles. Momentos que posiblemente no volverán a vivir. A quien sale en el Señor por primera vez si es verdad que tiene que tener los cinco sentidos puestos. Por eso lo fundamental es tener esa concentración permanente. Tener los cinco sentidos puestos en la santería desde que te vistes hasta que terminas. Momento que te pierdas , momento que ya a lo mejor no vuelve a pasar. Entonces es una pena salir y perderse los momentos tan emotivos que le esperan. Bueno nos esperan a todos, porque aunque salgas veinte veces, los momentos son igualmente irrepetibles. Les diría eso. Que estuvieran muy pendientes. Que no se perdieran ningún momento porque van a tener vivencias únicas.
P: Agustín, para terminar, ¿tienes algo más qué añadir?
R: Daros las gracias por esta entrevista y permitirme decir lo que siento y lo que pienso. Quiero desear que tengamos un Viernes Santo soleado, lleno de luz, de colorido y que la gente pueda disfrutar este año con la santería del Señor. Solamente espero llevar al Señor a todos los rincones de Lucena, a todos los corazones de sus devotos y a todos los lucentinos. Gracias.
Foto: paseillo.es