Conferencia a cargo de Francisco López Salamanca, titulada “Historia de la Cofradía"

21 de Marzo del 2014

A las 20:30 horas de ayer jueves, en el Palacio de los Condes de Santa Ana daba comienzo, con motivo de la efemérides del 450 aniversario de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad una conferencia a cargo de Francisco López Salamanca, titulada “Historia de la Cofradía”.
 
El acto comenzaba con la presentación de Francisco López, por parte de José Pedro Moreno Víbora  presentándolo como Cronista oficial de Lucena y miembro de la Real Academia de Córdoba, autor de varios libros de poemas y novelas, dando muestras de su quehacer literario en revistas y otras publicaciones; destacando su colaboración activa en la elaboración de varios  tomos del catálogo artístico y monumental de Córdoba. Igualmente Francisco durante casi treinta años, ha dirigido la revista “Araceli” en la que ha defendido con numerosos trabajos el patrimonio histórico y artístico de Lucena; ha sido autor entre otros de doce tomos de la “Colección Biblioteca Lucentina”, fue presidente  de la Agrupación lírico-dramática “Barahona de Soto”, miembro de distintas asociaciones culturales y autor del libro “La Coronación canónica de María Stma. de Araceli”, destacando  haber sido Hermano Mayor de la Real Archicofradía de María Stma. de Araceli durante dieciseis años.
 
Francisco López Salamanca iniciaba  la conferencia haciendo una breve descripción de la situación social y económica de la “Villa de Lucena”, cuando en 1504, la restauración de la Parroquia de San Mateo hizo necesaria la construcción de la  Parroquia de Santiago, coincidiendo con el desarrollo y nacimiento de Cofradías y de forma paralela tuvo lugar el crecimiento económico de una prospera y activa Villa.
La Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad  y Angustias se funda en el año 1564, cuyo sustento se  basaba en donativos de fieles y devotos a la Imagen, conociendo momentos de esplendor en la primera mitad del S XVII, siendo su Hermano Mayor desde 1726 Diego de Medina Carranza.
La Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad  era procesionada el Viernes Santo, vestida de negro con encajes y manto decorado a base de estrellas, plumas, galón y sol en plata, sobre su cabeza lucia una diadema estrellada y a sus pies  una media luna ambas en plata. La Stma. Virgen era portada en andas  de seis varales ornada con diez ángeles y remates florales. Esta Imagen era presidida  por el Stmo. Cristo Yacente portado en andas doradas ornadas con ocho ángeles y cuatro evangelistas, seguido al Stmo. Cristo, iba la Imagen de San Juan Evangelista igualmente portado en andas.
 
Francisco realizó una descripción crónica de los Hermanos Mayores  que ha tenido la Cofradía desde sus inicios y de los cambios producidos tanto en la Capilla como en los enseres de la Cofradía, destacando:
La construcción del camarín y restauración de la Capilla a principios del S. XVIII, bajo el mandato de Francisco Toledano, al igual que la adquisición de cuatro horquillas para el paso procesional, y  la realización del encarnado de cabeza y manos de la Imagen Mariana  por parte del pintor y arquitecto local Leonardo Antonio de Castro.
A partir de 1740 el aspecto externo de la procesión  cambio significativamente, cuando un decreto del obispo Pedro Salazar, puso fin a una singular y antigua manifestación popular en torno a los desfiles procesionales de nuestra Semana Santa y en concreto a la procesión del Viernes Santo. El Obispo decretó la abolición bajo pena de excomunión a todos  aquellos que usaran mascaras, caratulas o asistieran al desfile con tambores, bocinas o trompetas.
Tras la muerte de Juan José Toledano en 1941, el cargo de Hermano Mayor quedo vacante durante tres años, siendo en abril de 1944 cuando resultó elegido por los hermanos de la Cofradía  Juan Álvarez de Sotomayor y Rueda.
 
En 1745 fue adquirida a Juan del Pino Hurtado una casa que estaba  justo al lado de la Torre de Campana de la Parroquia de Santiago y tras su reconstrucción fue arrebatada a la Cofradía por el Estado y eliminada de sus actas por una ley de desamortización a mediados del S. XIX, siendo nuevamente adquirida por la Parroquia para usarla como sede electoral, para ser vendida posteriormente.
 
En 1746, la Cofradía realizó gestiones para ampliar su Capilla, con la autorización del Duque de Medinaceli los arcos se cerraron, poniendo en un arco una de las rejas, construyendo otra igual  para cerrar el segundo arco   donde actualmente se encuentra el Cristo de la Columna. Ntra. Sra. de la Soledad permanecería en Su Capilla y en frente de los arcos se colocaron las Imágenes de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena. Igualmente fue ampliada la bóveda para el entierro de los  cofrades a lo largo de toda la nave del evangelio y se edificó  en el patio de la Iglesia una estancia donde  conservar diversos enseres y materiales, sobre todo para los funerales y sepelio de los hermanos  de la Cofradía.
 
En 1755 se eligió a Martin Cortés Hurtado, Alguacil Mayor, como Hermano Mayor de la Cofradía. Durante su mandato la Cofradía realizó algunas mejoras en los  enseres y ropas utilizadas  durante el Cortejo Procesional, siendo Pedro de Mena en 1756 quien arregló los ángeles de las andas de la Imagen y el sastre Francisco García vistió con túnica y capa nuevas la Imagen de San Juan, confeccionando además veinticuatro jubones blancos de azote  para los hermanos de la procesión y dieciocho capirotes.
 
En 1758,  Martín Cortes solicita la renuncia del cargo, sustituyéndolo Ambrosio de Valenzuela, siendo celebrada esta elección por los hermanos de la cofradía con fuegos artificiales. Es en este año cuando aparece por primera vez la figura de la camarera de María Stma. de la Soledad, siendo  María Guajano, viuda de Alonso Álvarez de Sotomayor. En cuanto a las colectas, la Junta de Gobierno destinaba por turno mensual parejas de hermanos que pedían limosna durante la Semana Santa para los Cultos, siendo el más tradicional la Novena, que no llego a celebrarse en 1759 con motivo de la precaria situación en la que se encontraba la Parroquia debido al terremoto producido en 1755, imposibilitando la celebración de los Actos.
 
En marzo de 1761, se celebran nuevamente elecciones para designar Hermano Mayor, recayendo este cargo sobre Bartolomé Romero Toledano, iniciando inmediatamente a su nombramiento un plan de mejora  de la Capilla y el Altar de la Virgen, así mismo se renovaron las ropas de la Imagen; igualmente fueron adquiridas dos lámparas en forma de araña, seis candeleros grandes, un atril todo de madera plateada y un escaparate para custodiar los enseres de plata (estrellas, luceros, flores, plumas que adornaban el manto de la Virgen). En ese momento, uno de los más prestigiosos orfebres cordobeses, Cristobal Sánchez Soto, elaboró varias piezas de plata  que adornaban a la virgen, siendo presentado el 12 de marzo de 1763 un resplandor dorado  con piedras preciosas.
 
En 1763  el Papa Clemente XIII, concedió indulgencia  plenaria  durante siete años, a los fieles que al tercer día de Pascua  de Resurrección confesados y comulgados visitaran la Parroquia de Santiago, otorgando la misma indulgencia  a modo de sufragio a las  ánimas de los cofrades y consortes en el tercer domingo de noviembre.
El 23 de Octubre de 1768, fue elegido Hermano Mayor Francisco Domingo Romero Toledano, que dos días más tarde a su nombramiento realizó  la ratificación de los cargos  que había en la Cofradía, los cuales eran: Teniente o Vice-Hermano Mayor, Conciliarios, Capellán, Tesorero, Secretario y Receptor de las limosnas. Francisco Domingo acuerda con la Junta de Gobierno edificar una casa para la Cofradía con la pretensión de edificarla y alquilarla para obtener beneficios destinados a los Cultos de la Virgen.
A partir de 1768, existe un vacío documental importante de la Cofradía, obteniendo nuevamente documentación del año 1806, siendo el Hermano Mayor de la Cofradía José María Romero Toledano, que se encontraba en una época donde las Cofradías eran  intervenidas por el poder político, obligando a modificar sus normas y estatutos, debiendo presidir las juntas el corregidor en nombre del rey; ante esta situación José María solicita al corregidor su dimisión no considada tras una junta extraordinaria convocada.
En las actas conservadas en estos años se reflejan los Actos celebrados en Honor de Ntra. Sra. de la Soledad, consistiendo en una Novena cuyos tres últimos días tenían lugar el “Jubileo de las Cuarenta Horas”, el Viernes Santo se celebraba la procesión y el tercero y último día de Pascua de Resurrección se celebraba la “Función de las Soledades Gloriosas”, la cofradía mantenía también la costumbre de dar de comer a los hermanos que pedían limosna durante la Semana Santa.
 
En 1820, tras la dimisión de José María Romero, tomó el cargo de Hermano Mayor Gabriel Carrillo, siendo la mala situación económica de la Cofradía la qu la obligó a elegir un Cuadrillero para la Virgen, para así afrontar los gastos de procesionar la Sagrada Imagen, siendo Francisco de Paula Ramírez el primer Cuadrillero. El 28 de octubre del mismo año la Cofradía recibió de la Marquesa de Montemoral  un corte de vestido de terciopelo para la Imagen Mariana, acordándose que para hacer el bordado se vendieran las plumas de plata y las lámparas de araña de plata que durante tantos años habían adornado la Capilla.
Gabriel  Carrillo contrató a Ignacio Borrego la hechura de los bordados  del manto  estando concluidos en  1824. La permanente ausencia del Hermano Mayor, que residía en  Granada, motivo que los cofrades lo consideraran cesado y eligieran en su lugar a Martín Cortés Chacón.
El Obispo Pedro Antonio Trebilla ,terminó con gran parte de las costumbres lucentinas  en cuanto a la celebración de la Semana Santa, en  1817 dio su primer paso ordenando que desaparecieran todos los pasos donde aparecieran mujeres, hombres y niños,  debiendo quedar únicamente las imágenes representativas de la Pasión de Cristo, igualmente ordenó descargar las imágenes de peso, como culminación de esta  modificación, realizada por el Obispo; en 1820 se recibió en Lucena un reglamento para llevar a efecto un arreglo permanente para todas las procesiones de Semana Santa, decretando que todas las procesiones quedaban reducidas a una sola  procesión, debiendo celebrarse en la tarde del Viernes Santo, estableciéndose un determinado  itinerario con las Imágenes del Huerto,  Jesús atado a la Columna, Jesús Nazareno, Jesús Crucificado, el Santo Sepulcro  y Ntra. Sra.  de la Soledad, que debían ser trasladadas previamente a la Parroquia de San Mateo, la procesión debia ser acompañada por los hermanos de cada Cofradía y los Hermanos Mayores debían vestir traje, con la mayor decencia posible, de forma extraordinaria el Santo Sepulcro sería portado en andas por Sacerdotes y Diáconos, se autorizaba la asistencia del pueblo siempre que vistieran traje decente y presidiría el cortejo el Vicario de la localidad acompañado del resto del clero, pronunciando únicamente el Salmo Miserere pudiendo únicamente ser acompañado por bajos como instrumentos; se prohibieron los palios y adornar las imágenes con joyas. Nada que pudiera desligar la atención de las Imágenes estaba permitida.
En 1828 Pedro Muñoz de Toro realizó la restauración del trono de Ntra. Sra. de la Soledad aunque en décadas no se procesionara.
 
Fue en 1848, cuando la Cofradía queda sin bienes por un acuerdo estatal, y aunque la Cofradía mantenía sus Cultos  y hábitos de devoción hasta 1848 no consta la existencia de Hermano Mayor en ésta, siendo el Sacerdote José Aznar quien sustentara económicamente las necesidades de la Cofradía de su propio bolsillo.
Tras la muerte de José Aznar, a finales del S. XIX, Rafael Jiménez Cuenca toma el cargo de Hermano Mayor. El número de hermanos era de 60-70, siendo la camarera de la Virgen Araceli Álvarez de Sotomayor.
 
En 1894, se eligió a D. Lucas Rodríguez, Párroco de Santiago, como Hermano Mayor, constando en acta el decaimiento de la Cofradía por la escasez de hermanos.
 
En 1902, se renovaron los cargos en la Junta de Gobierno, siendo el Hermano Mayor Francisco Roldán Peláez, nuevo Párroco de Santiago, cerrándose un capítulo de la historia de la Cofradía, realizándose reformas en la Capilla y en el Altar de la Virgen, donde se emplazó parte del templete neoclásico  que hasta entonces había ocupado parte del presbiterio de San Mateo.
No hay constancia hasta 1925 de que la Cofradía realizara su salida procesional, ya que en España existe un importante anticlericalismo llegando la abolición de muchas Cofradías, siendo con la llegada de Primo de Rivera la fomentación, la creación y renacimiento de las Cofradías; es en 1927 cuando la Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad resurge hasta entonces casi desaparecida.
Juan Córdoba Cano presidente entonces de la Junta  Rectora, realizó unos nuevos estatutos, acordándose igualmente procesionar la Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad el Viernes Santo a las 23:00 horas, señalándose el itinerario, el modelo de túnica que debían llevar los hermanos,  y se adoptó el emblema de la Cofradía que hasta hoy usa.
 
En 1928 la Sagrada Imagen estrenó trono y en 1929 el palio, el desfile procesional de Ntra. Sra. de la Soledad fue admirado por el pueblo de Lucena, llamando la atención de todos.
 
En 1929, en junta general  se eligió como Hermano Mayor Juan Córdoba Cano. En este mismo año la Novena celebrada a la Sagrada Imagen tuvo una gran asistencia de fieles y devotos, contando hasta entonces la Cofradía con 300 hermanos.
Algunos años después durante la segunda república, fueron prohibidas las procesiones, realizándose los Cultos de forma Interna, sin embargo fue en 1934 cuando se retomó las salida procesional de la Imagen; fue en este mismo año, cuando las lluvias provocaron que la Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad se resguardara en la Parroquia de San Mateo, reanudándose al día siguiente la procesión, siendo tal la expectación y asistencia de los fieles que la Cofradía decidió cambiar el día de salida de la Estación Penitencial.
 
En 1945, recién nombrado como Hermano Mayor Emilio Longo Víbora, la Cofradía introdujo a la mujer en los Actos que tuvieran lugar en Honor a la Sagrada Imagen.
En los años 50 y 60 de este siglo la Cofradía sufre una decadencia, si bien la procesión se mantuvo gracias a la labor de los Hermanos Mayores que ocupaban este cargo, siendo estos José Burgos Rubio  y José Burgos Moreno. Siendo en 1959 cuando la Cofradía le otorga al primero el título de Hermano Mayor Honorario y Vitalicio.
La recuperación cofrade se produjo en Lucena a partir de 1970, colaborando en ella Miguel Sánchez González, Hermano Mayor en este tiempo cuyo mandato perduró durante una década, tocándole  la permanencia de la Sagrada Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad en la Iglesia de San Agustín desde 1969, debido a las precarias condiciones en las que se encontraba la Parroquia de Santiago, haciéndose necesario el traslado, volviendo a su Parroquia en 1980,  siendo entonces Hermano Mayor Alejandro Moreno Lafuente.
 
En 1987 la Cofradía bajo la presidencia de José Pedro Moreno Víbora, decide cambiar la Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, siendo encargada a Luis Álvarez Duarte, reemplazando a la existente realizada por José Rivera.  La nueva Imagen fue bendecida en  1988 por el Vicario General del Obispado  el 20 de febrero.
Así mismo, siendo Hermano Mayor Agustín Antrás Roldán, debido a la  nueva restauración de la Capilla en 1996 la Imagen fue trasladada a la Iglesia de San Martín.
 
En el año 2002, la Cofradía celebró  el 75 Aniversario de su Renacimiento con un amplio programa de Actos Cofrades y Culturales, entre los que destacó el Homenaje a los Hermanos Mayores y al Párroco de Santiago Francisco Mesa López.
Tras el mandato de Rafael Mora Cuenca y sustituido por Luis Gómez Morillo en este año 2014 se celebra la efemérides del 450 Aniversario de la Fundación de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad.
 
Foto: Paseillo
 
 

GALERÍAS FOTOGRÁFICAS

GALERÍAS DE VÍDEOS

GALERÍAS DE AUDIOS