Paz y Amor, en el Gólgota: Cristo entregando su vida por nosotros y la Virgen llorando amargamente su muerte. La Virgen de la Paz. El pueblo la llama, cariñosamente «Virgen de las Campanitas». En sus manos lleva una ramita de olivo, símbolo de esperanza y promesa fiel de vida, de paz, de amor. La Virgen, concebida sin pecado original, la más santa, la más buena, la que pidió posada en Belén y sufrió el dolor y la  tristeza de la emigración; la que tanto lloró en la calle de la Amargura y en el Monte Calvario, y que ahora está en el Cielo en cuerpo y alma junto a su Hijo; la Virgen que escucha con amor a todos sus hijos.

«Virgen de las Campanitas",

Tú vas siguiendo el sendero

que tu Hijo va pisando

bajo el peso del madero.

Han roto tu corazón;

¡cuánto debiste llorar

al ver a tu Hijo sufrir,

al ver a tu Hijo penar!

No hay nada para pagar

lo que en el mundo sufriste

cuando en el Monte Calvario

a Jesús clavado viste.

Virgencita de la Paz,

«Virgen de las Campanitas»,

déjame, deja que seque

de tu faz las lagrimitas.

 

Espada Gómez, F., Pregón de Semana Santa de Lucena 1994, Agrupación de Cofradías, pp. 24 y 26.
 

 

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