28 de Marzo del 2018
Cuando desde el Valle sube
el humilde Nazareno,
y Lucena en la Purísima
guarda su dolor y duelo
porque se acerca la muerte
del Buen Pastor y Maestro.
Y es su Madre que le sigue
la rosa del desconsuelo.
Cuando el miércoles enciende
sus racimos de luceros,
el dulce Jesús se entrega
al sacrificio supremo
y la ciudad ya prepara
el clamor de su silencio
el contemplarle clavado
y muerto sobre el madero.