«El cortejo de la Ofrenda
era una guirnalda verde.
Y en los trajes lucentinos
iban las flores diciéndose:
“Con Lucena hasta María
vamos contentas y alegres”.
Y entre canastas de flores,
centros y ramos, claveles,
y orquídeas y gladiolos
y lirios y otras especies,
una rosa lucentina
entre todas las mujeres.
Que la rosa lucentina
consiguió lo que quisiere,
y del paseo de Rojas
a San Mateo viene,
como en una catarata
de flores, que nos convierte
San Mateo en un jardín
que por sus piedras florece.
Flores en el presbiterio
que en escalones desciende,
flores en cualquier retablo
y en el pilar que sostiene,
y en todas partes mensajes
de aquel que te la trajese.
Y la rosa lucentina,
solitaria y sonriente.
¡Ay, mi rosa lucentina!
dijo la Virgen: ¡Ya vienes!
¡Ya dejaste tu jardín
y en mi casa te me ofreces!
Dijo la rosa: “Ya vengo
como a la ofrenda se viene.
Me falta la chaquetilla,
el denta
l y los pliegues
de la falda y los madroños
las medias y los pendientes.
Pero aquí estoy, Araceli”.
“Me traes lo mejor que tienes”.
Y la rosa olvidó entonces
sus jardines, sus parterres.
Vestida de lucentina,
como Lucena te quiere,
tras de la ofrenda en que el pueblo
todo en flor se nos convierte,
la rosa aracelitana
se quedó aquí para siempre».
Pregón de las Glorias de María Stma. de Araceli 2015 de SEGURA MÁRQUEZ, F.J., cuyo texto que citamos aparece en Araceli nº170, 2016, p. 87.
Imágenes de la Ofrenda de Flores a María Stma. de Araceli:
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Foto: paseillo.es
