[…] Y estremecido, por ese escalofrio, que sacude el espíritu y escalando la garganta, conmueve el hilo vibratorio del más profundo sentir, nos adentraremos en la mañana azul del Domingo de Ramos, de ese Domingo dorado y fastuoso, recabado de osamnas y aleluyas y como moldeado a golpes de fulgor sobre el áureo yunque de la nueva primavera, de ese Domingo de Ramos donde todo comienza a convertirse en cielo luminoso […]
Antonio Rodríguez Buzón
Foto: Paseillo