Jesús del Valle mi Cristo
en su agonía,
todopoderoso Rey de celestial alcurnia,
todo un Dios hecho hombre
concebido.
No soy digno de atarte las sandalias
ni la túnica.
Y sin embargo, humildemente entregas
tú la vida
y soportas mis flagelos y mis clavos
y mis dudas,
tendiéndome las manos como padre
me acurrucas,
y del frío de la calle y de la muerte
me refugias.
Amarga amargura coronada
en las manos de espinas sostenida,
la daga en tu pecho traspasada,
toda tú, de dolor enmudecida.
Te miro abandonado y me pregunto:
por qué merezco Madre tu consuelo,
viví muriendo en vida cual difunto,
pródigo fui de lo que anhelo.
Deja que te quite tu amargura
que cargue con tu pena Madre mía,
permíteme salir de la espesura
cambiando tu pesar por alegría.
Amarga amargura coronada
de mundo por eterno luz y guía
media por nosotros abogada
Reina de este mundo, Ave María.
Jurado García, J.C., Pregón de Semana Santa 2012, Agrupación de Cofradías, pp. 43 y 45.
Y del brío de la Santería, al remanso cofradiero. La noche de Miércoles Santo, la Parroquia de Santo Domingo asiste al Vía-Crucis del Cristo de la Sangre.
Villa Fernández, G, Pregón de Semana Santa 1997, Agrupación de Cofradías.
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Foto: paseillo.es
