«No hay aracelitano en Lucena, si ha sido bautizado bajo la luz de un velón con agua de la fuente de la Barrera, que no vibre de emoción al contemplar el sereno rostro de la Virgen.
Nuestros ojos, se clavan en los suyos, en su mirar de Madre Dulce y Buena, como balbuceaba mi hijo cuando contaba con la edad de tu chiquillo, al preguntarle cómo era la Virgen. Él, tocado con el nimbo de su inocencia, siempre respondía con gracejo y verdad: Dulce y Buena.
Pues su risa es un poema
tan dulce como la miel
de los dátiles del Carmen.
Y en sus ojos de dulzura,
en sus miradas de amor
como locos nos perdemos.
Y con sus largas pestañas,
de encajes y terciopelo,
que mirándola a la cara
no hay gozo más placentero,
que unir piropos y besos,
y sonrisas y requiebros.
Y ciliados son sus párpados
de oro como luceros,
y luciérnagas de amor
son esos tus ojos bellos.
Guardan su luz de diamante,
llenan de paz a Lucena, de ese tu mirar radiante
que es de Madre Dulce y Buena».
Pregón de las Glorias de María Stma. de Araceli 2008 de LÓPEZ BURGOS, M.A., cuyo texto que citamos aparece en Araceli nº153, 2009, p.p. 79 y 80.
Galería del Piadoso Besamanos a María Stma. de Araceli:
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Foto: paseillo.es
