Soledad, Soledad en el alma y en el corazón de la Virgen. Tarde de luto; de luto de la Virgen que busca a su Hijo por las calles de Lucena que le canta una saeta como si de esta manera quisiera consolar en su dolor.

Virgen de la Soledad,

a tu Hijo condenaron:

para Él no hubo piedad

y en una cruz lo clavaron.

Siete crueles puñales

penetraron en tu pecho

dejando tu corazón

en pedazos desecho.

¿Qué pesar sufrió tu alma

cuando viste a Jesús,

al Hijo que tanto amabas,

“clavaito” en una cruz?

¡Qué pena, Madre bendita,

Virgen de la Soledad,

que siendo la más santa y buena

tanto te hicieron llorar!

Dos filas de penitentes,

Virgen de la Soledad,

van abriéndote camino

sin poderte consolar.

Puede que alguno de ellos

una a la tuya su pena

cuando camina ante ti

por las calles de Lucena.

Francisco Espada Gómez. Pregón de Semana Santa 1994.

Pueden ver galería del Sábado Santo: http://paseillo.es/galeria/album/72157651765352555

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Foto: Paseíllo-Juan Pérez