La Cofradía del Caído presenta un cartel extraordinario cargado de simbología por su Cincuenta Aniversario Fundacional.
05 de Diciembre del 2021
Tras la celebración de la Función Solemne de Apertura de su L Aniversario Fundacional, la Cofradía del Caído ha presentado el cartel conmemorativo, obra del artista Jesús Zurita Villa.
Tras la intervención de Ángel del Espino Álvarez, hermano mayor de la Cofradía del Caído, Juan Pérez Guerrero, Alcalde de Lucena y el Rvdo. Sr. D. Antonio Tejero Díaz, Párroco de Santiago Apóstol y consiliario de la Hermandad, descubrieron el Cartel Extraordinario, ante las expectación de autoridades civiles y religiosas, fieles y devotos, que se congregaron en el templo, para asistir al acto.
El artista Jesús Zurita explicó a los presentes el simbolismo, composición y resultado de la espectacular obra presentada en la Parroquia de Santiago:
"Dicen los que gustan gráficamente las formas con el lenguaje del dibujo técnico que la razón de simetría es la correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de los elementos respecto a un centro, eje o plano. Digamos que se trata del efecto que produce un espejo cuando se reflejan en él una serie de elementos que, naturalmente son equidistantes entre sí, al existir la misma distancia entre ambos respecto al eje.
Componer no es cosa menor, pues colocar las cosas en su sitio, ordenarlas en el espacio se dice, ya supone un acto creativo, pero sobre todo narrativo, cómo se cuentan las cosas depende claramente del orden en que se dicen o de desde dónde se inicia el relato.
El cartel que ahora presentamos, y que conmemora el cincuenta aniversario del Caído de Lucena cuenta como si fuese un cuento, un resumen de la historia de la salvación, se estructura en torno a un eje de simetría horizontal que parte de la escena en dos mitades iguales; aparentemente, los elementos de la zona superior guardan cierta correspondencia con los dela parte baja.
En la mitad interior, el esqueleto de Adán, el primero de los hombres, por cuyo pecado vino la muerte, se enroca al nombre de Jesús, como albergando la más alta esperanza de todas, la de la Resurrección y la vida eterna. A la cabeza de Adán le falta la mandíbula inferior, con la que mordió y mascó el fruto del árbol prohibido y que se la atragantó en la garganta . La muerte a caballo desfila macabra y desafiante, campando por el inframundo a sus anchas, acosando y derribando a las almas perdidas que esperan la salvación, sin embargo resulta ridícula si se la compara con la majestuosidad de la parte superior, la del mundo redimido. Ni que la muerte adorne su perfil perdido con una borgoñota de Carlos V ni que se disfrace con banda de general, su caballo de muerte no tiene el brío del caballo tordo alado que cabalga sin riendas, ni espuelas, la fama triunfante que anuncia con su trompeta la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
Cristo cayó tres veces a la tierra y fue sepultado para descender al infamando antes de resucitar al tercer día y liberar a las almas que bajo el yugo de la muerte aguardaban. Jesús tocó la tierra con sus benditas manos ensangrentadas para purificarla, para consumar el sacrificio del cordero de Dios que es ofrecido para la remisión de los pecados del hombre.
Cuenta la leyenda de la Santa Cruz que el árbol del que se fabricó brotó de la boca de Adán cuando fue enterrado, de la semilla que contenía el trozo de fruto que había quedado alojado en su cuello, en el bocado de adán que todos los hombres mantenemos como recuerdo de aquel suceso. Aquí sin embargo, la cruz no es un instrumento de escaras o castigos, sino de salvación, de ahí que sea el material noche de la plata el que funda los metales en un cruce que conduce directamente al rostro de Dios. La tradición mitológica trasmitió que las famas eran seres hermosos que contaban con dos trompetas para contar las victorias y anunciar las derrotas, sin embargo aquí la fama solo sopla notas de triunfo, el de Cristo sobre el pecado y la muerte.
Es la muerte la que dota de identidad estética al cartel, que se basa en la iconografía de la vánitas, esa forma del lenguaje barroco que mediante la representación de huesos y esqueletos advertía de la fugacidad de los elementos materiales y de los placeres materialistas de la vida y frente a los dos destinos eternos seguros, el encuentro con Cristo o con la muerte, la vida o la muerte, la luz o la oscuridad.
Decía al principio que el cartel componía con una simetría, pero nada de eso, en todo caso estaríamos ante una simetría asimétrica, que se mide por equidistancias de medidas diferentes para conducir que la distancia más corta, que el camino más corto, entre nosotros y el amor de Dios nos ofrece en la tierra prometida es el surco que marca su cruz hacia su encuentro, allí donde nada perece y todo es eterno sin medida, como la fe, la esperanza y el verdadero amor".
Imágenes de la presentación del Cartel Extraordinario con motivo del Cincuenta Aniversario Fundacional de la Cofradía del Caído: VER AQUÍ