Tu emoción y tu mirada,
Madre del Socorro Crucificada,
Manijero de tan divina carga,
le hablan de tú a tú
a tan sufridas lágrimas.
Fija y abierta en la cruz,
su muerte avanza.
Y de la sangre derramada,
espejo de tu llanto,
tus santeros con sus hombros
empapan.
Santero que te alza en
tan terrible desesperanza.
Madre mía del Socorro,
que los horquillos abran
pasos de esperanza.
Desde Paseillo queremos agradecer al Manijero su infinita amabilidad con nosotros y damos la enhorabuena a todos los Santeros.
Foto: Jesús Ruiz "Gitanito"