Manolo Jiménez: "El manijero tiene que animar a su cuadrilla para que sufra de otra manera"

12 de Febrero del 2016

Manolo Jiménez Ramírez es un santero que considera la manijería de María Stma. de la Paz como un reto.
Este monitor deportivo de 38 años que se estrenaba en Santa María Magdalena en el 2000, pide a sus santeros que disfruten y hagan una piña en las juntas, para después reflejar esa unión el próximo Martes Santo.
En la sede de la Cofradía del Amor tuvimos la oportunidad de hablar con le manijero de María Stma. de la Paz (Campanitas) 2016 (http://paseillo.es/trono/maria-stma-de-la-paz-campanitas/516), pudiendo conocer cómo está aconteciendo su manijería.
 
 
PREGUNTA: ¿Cuál es motivo de esta manijería?
 
RESPUESTA: Esta santería es un gran reto para mí. Siempre me ha gustado la santería y pensaba que algún día sería manijero. A medida que van pasando los años piensas en tu mayor reto en cuanto a santería, dentro de tus posibilidades. Me encanta esta cofradía y sus pasos. Considero que este palio es el más impresionante de Lucena y me decidí a solicitar la manijería.
 
P: Defínete a ti mismo como manijero.
 
R: Algunos piensan que soy un poco serio en algunos momentos. Me gustan las cosas serias en todos los aspectos de mi vida. No me considero estricto ni serio al cien por cien. Sí es verdad, que para mí una santería hay que tomársela en serio y más una manijería. Las juntas están transcurriendo como yo quiero y mi cuadrilla sabe cómo quiero las cosas. Me gusta tener ratos de seriedad y sentimiento por lo que vamos a sacar. Creo que todo cabe en una junta, los ratos donde hay que estar más serio y los que se puede estar más relajado.
 
P: ¿Qué pasos has seguido hasta ser manijero de María Stma. de la Paz “Campanitas”?
 
R: Un amigo y yo solicitamos las manijerías, él del Cristo y yo de la Virgen. Le dimos las cartas a Antonio Crespillo en la cena de la cofradía de 2005. La cofradía nunca me ha pedido nada, simplemente la colaboración que yo quisiera prestar, tanto en cenas como en loterías. Nunca me han obligado a nada, hasta que fui manijero. El Sábado Santo de 2012 por la mañana me llamaron de la cofradía, para comunicarme que me habían dado la manijería. Recuerdo que aquel año salí en la Soledad y estaba atando la almohadilla. La verdad es que me pilló de sorpresa, porque no me la esperaba. Me pareció perfecto el año 2016, porque creo que tengo una edad estupenda y no dudé en ningún momento en aceptar la campana. Desde ese momento empecé a cumplir un sueño. Aún quedaban cuatro años, pero es desde ese momento cuando empiezas a trabajar y pensar en tu santería.
 
P: ¿Realizas esta manijería por afición o por devoción?
 
R: Por las dos cosas. A mí me gusta muchísimo esta cofradía y tengo muchas amistades dentro de ella. Las personas que llevan muchos años trabajando en esta cofradía son amigos que conozco desde niño, son gente en la que te fijas cuando eres un chaval y poco a poco te hacen acercarte y tener devoción por las imágenes. Soy hermano de la Cofradía del Amor desde hace muchísimos años. Por supuesto esta santería también la hago por afición. Soy santero y me encanta la santería. Para mí supone un reto ser manijero de esta Virgen tan hermosa y bonita.
 
P: ¿Cómo has aviado a tu cuadrilla?
 
R: Empecé a aviar a mi cuadrilla hace año y medio. Aunque me la dieron hace cuatro, siempre que santeas conoces gente nueva y no era partidario de aviar en cuanto me otorgaron la manijería. En los dos últimos años he salido en la Esperanza y la Columna, ahí he conocido a muy buenos santeros y buenas personas. En realidad conoces a más gente de la que necesitas para vestir un santo, pero luego tienes que decantarte por unos y dejar a otros atrás. También avié a los santeros que habían estado viniendo conmigo a todas las cenas y que han colaborado conmigo en todo lo que yo les he pedido. Ellos son mis amigos, con los que he santeado y nos hemos apoyado siempre. Para la última cena de la cofradía ya tenía mi cuadrilla cerrada.
 
P: ¿Cómo empezaste en el mundo de la santería y de dónde te viene esta afición?
 
R: Esta afición no me viene de familia. Desde que empecé no he dejado de santear. Sí es verdad que la familia de mi mujer es muy santera. A raíz de conocerla me empezó a gustar más este arte, porque lo vives más intensamente. A mis amigos también les gusta la santería y poco a poco, vas teniendo amigos que empiezan a mandar santos y te avían.
 
 
P: ¿Cómo ves la santería actualmente?
 
R: Creo que tanto en la santería como en otros aspectos de la vida se tiene que ir avanzando, no quedarse en lo antiguo, pero siempre hay que mantener ese punto clásico. Deben ir las dos cosas de la mano.
 
P: ¿Cambiarías algo de la santería?
 
R: No. Tal y como estoy viviendo mis santerías, estoy viendo a mis manijeros y la gente que estoy conociendo a través de la santería, no cambiaría nada. Os garantizo que hay muchos manijeros a los que les gusta hacer las cosas bien y les gusta lo clásico. Es verdad que ya no se ven las juntas que se veían antes, también depende de las posibilidades de cada uno. Todas las santerías que yo he hecho las he disfrutado muchísimo y han sido muy distintas. A algunos les ha gustado hacer las cosas de una forma y a otros de otra. Yo no soy delicado y he disfrutado mucho.
 
P: ¿Qué criterio has seguido para darle los sitios a tus santeros?
 
R: Todos sabemos lo impresionante que es este palio. Siempre he intentado que mi cuadrilla la formaran santeros buenos. Yo no he buscado un santero para cada sitio. Sí he tenido en cuanta la altura, por supuesto. Los santeros más altos son las contraesquinas. Y mis amigos de más confianza llevan las esquinas. Simplemente he intentado llevar santeros que considero que son los mejores. Para mí cualquier sitio de este palio es importante.
 
P: Algo en lo que harás especial hincapié para que salga como tú quieres el Martes Santo.
 
R: Yo soy de los que piensan que no porque seas más fuerte, más puedes con un santo. Creo que la santería es muchísimo de cabeza, que te guste mucho y que seas capaz de sufrir seis horas debajo de un santo. Lo primero que les digo a mis santeros es que disfruten al máximo en las juntas, que eso es lo que consigue que seamos una piña. Después llegan los momentos en los que vas a sufrir y tienes que reflejar los buenos ratos que has echado con el de delante y el de atrás. En la santería no puedes fallar a los que van contigo.
 
P: Un punto del recorrido que ves con mayor dificultad.
 
R: En esta santería hay varios. Para mí la parte más difícil es hasta llegar al casino. En esa parte tienes que estar muy motivado. Cuando llegas al casino llevas un rato considerable de santería y hemos tenido un horquillo duro, como el de la cuesta del Castillo. A partir de ahí empieza otro tipo de santería, donde hay que recargar pilas. Otra parte complicada es la calle el Agua, hasta llegar al llanete de San Francisco. Es una calle muy larga en la que hay que ir muy pegados. La calle las Torres también hay que subirla con muchas ganas. La verdad que esta santería tiene muchos momentos en los que hay que estar pendientes.
 
P: ¿Y cuál es la parte que más te gusta del recorrido?
 
R: La calle el Peso, porque hay muchísima gente que sale a ver el Martes Santo y en especial la Virgen de las “Campanitas”. Me gusta mucho la calle las Torres desde la “Vuelta la Llave”. Para mí estas calles son preciosas. Me gusta venir el palio de lejos y cuando le cantan saetas.
 
 
P: ¿Qué importancia le das a la estética del santero?
 
R: No soy de criticar o decir: “Ese hombre va feo santeando”. Puede que vaya trabajando diez veces más que el que tenga buena postura. Yo sé que mis santeros lo van a dar todo por mí. No creo que un santero tenga que llevar una estética. Por supuesto si vas bonito, pues mejor. El santero que va trabajando más no es el que va más bonito. Ir bien vestido y bien puesto es lo que queremos todos.
 
P: ¿Crees que el santero tiene que tener una preparación física para desarrollar su función bajo la madera?
 
R: Parto de la base que soy deportista y siempre he intentado prepararme un poco más cuando se va acercando el día. Después eso se nota. Por supuesto, no el más fuerte puede con el santo, porque en esto ante todo lo fundamental es la psicología. Una persona preparada físicamente puede ir más cómoda y si además es capaz de sufrir esas horas y va mentalizado, mejor todavía. Si a esto le añades que el santero ha hecho ejercicio y está en forma, mejor.
 
P: Algo que recomendarías a los aficionados a la santería que no se perdieran de tu manijería.
 
R: Yo le diría que tengo mucha confianza en que vamos a hacer una gran santería. Yo no pretendo hacer una santería de momentos muy arriba y momentos muy abajo. Quiero que hagamos una santería estable, muy igual casi todo el rato, pero por supuesto pudiendo en todo momento. Está claro que el que venga pensando que no se va a hartar en las “Campanitas” no creo que sea santero de Lucena. Creo que hay muchas formas de hartarse y, yo quiero que nos hartemos pero pudiendo con Ella.
 
P: ¿Qué destacas positivamente de ser manijero?
 
R: Estoy viviendo momentos impresionantes. Estoy disfrutando muchísimo. Ver las caras de mis amigos emocionados, son momentos muy bonitos. Por supuesto, esto también tiene sus ratos de preocupación. Intentas que toda vaya bien. Mis amigos nunca me han visto como manijero y temes a que te vean más serio de la cuenta. Verme en estas situaciones de gran responsabilidad también supone para mí un reto. Soy una persona a la que no le asusta la responsabilidad y voy a intentar vivirlo todo al cien por cien. No quieres dejarte nada atrás. Quieras o no, tú eres el que toca la campana y sobre el que recae toda la responsabilidad. El manijero tiene que animar a su cuadrilla para que se sufra de otra manera. No se sufre tanto si van todos animados. El primero que tiene que estar bien es el manijero.
 
P: ¿Y algo negativo de ser manijero?
 
R: Lo único negativo es no poder meter a todas las personas que uno quiere en la cuadrilla. Gracias a Dios, he hecho muy buenas amistades en la santería. Hay muy buenos santeros en Lucena y me hubiera gustado poder aviar a más gene, no solo por amistad, sino gente que son grandes santeros que te tienes que dejar atrás.
 
P: ¿Cuál crees que es el número apropiado de juntas?
 
R: Yo voy a hacer seis juntas. Es lo que he tenido siempre en mente y es lo que voy a hacer. No me gusta agobiar a la gente. Por supuesto, respeto todos los que hagan más. Hoy día se hacen también muchas juntas esquinas, que en cierta parte está bien. Hay gente que si no fuera por las juntas esquinas no se conocerían. Hay que darle sitio a esos momentos en los que se hacen piña, para conocerse mejor. Cuando se llega a una junta esquina, la gente se relaciona de forma distinta a las juntas. En las juntas se sienta la gente y habla con el de al lado un poco.
 
 
P: ¿Desde qué junta ves oportuno que un manijero empiece a hablar de santería?
 
R: Hasta navidad yo no hablé nada de santería. Quería que la gente disfrutara de las juntas y que se asentaran en sus sitios. En las dos últimas juntas hablaré de santería. Empezaré a recalcar y meterle nervios a la gente, para que se motiven un poco más. Creo que los santeros ya van mentalizados y tienen idea de lo que yo quiero. Al principio de las juntas me gusta decir un poco de lo que quiero, pero sin meterme en santería. En la última junta y la marca creo que es esencial empezar a hablar de santería.
 
P: Un consejo de santería que te dio alguien y que nunca olvidas.
 
R: Mi suegro, que es mi porrillas, un gran santero y buen manijero, me dio un consejo tan sencillo como este: “En una santería o una manijería habrá momentos buenos y malos, duros y menos duros. Disfrútalos, no te dejes nada atrás y que todos vayan mentalizados de lo que te gusta desde el primer día. De esta forma nunca engañarás a nadie y todo el mundo tiene que ir a una”.
 
P: ¿Qué opinas de los santeros que santean más de una vez en Semana Santa?
 
R: Físicamente puedo entender algo de lo que puede aguantar un cuerpo. Si hay gente que lo hace, lo respeto. Yo lo veo un riesgo bastante importante, sobre todo en la segunda. Puede que la primera no se te esté dando muy bien y vayas pensando que aún te queda otra santería. Creo que la santería se ha vuelto muy exigente. Cuando ves los videos antiguos, las santerías eran de contras, pero no eran como las de hoy en las que un palio te empieza a tontear un poco y ya te dicen que no puedes con él. Somos muy exigentes, todo el mundo sabe de santería y está pendiente de cómo lo haces. Si cometes un fallo, ya está el típico grupo criticando y diciendo que no puedes. En esos momentos se exige el doscientos por cien. Lo fundamental es que la santería se haga en condiciones.
 
P: Dinos una santería de las “Campanitas” que sea referente para tu manijería.
 
R: Hay algunas santerías que te gustan más que otras, pero yo tengo en mi mente lo que quiero hacer. Aunque tuvo la mala suerte del tiempo, me gustó mucho la de Rafael Sabán, que lleva mi contraesquina. He visto santerías que últimamente han sido bastante buenas. Tengo en la mente mi santería y no digo que vaya a ser muy distinta a las demás, será como yo quiero. No quiero locuras, pero sí ir bien con ella, desde que salga hasta que se encierre.
 
P: ¿Qué crees que está ocurriendo en la actualidad para que a día de hoy se encuentren algunos pasos de nuestra Semana Santa sin manijero?
 
R: Creo que económicamente no es fácil mandar un santo. Para mí esta manijería era un sueño, como el que tiene el sueño de un gran viaje o comprarse un coche. Mi sueño era ser manijero una vez en la vida. Esto llevo preparándolo desde hace tiempo. Hoy día vale mucho dinero mandar un santo. Creo que ese es el problema principal. No creo que lo importante sea lo que te pide una cofradía, sino los gastos de juntas, y otras cosas que te hacen pensarlo dos veces antes de pedir una manijería.
 
P: Desde que te avía un manijero hasta que queda el paso en los bancos, ¿cuál es el momento que más te gusta de una santería?
 
R: Hay varios momentos que creo que son muy bonitos e importantes. Por supuesto, cuando te avía un manijero en tu casa es un momento precioso. La junta sitio la veo muy importante, porque vives momentos en los que sientes unos nervios muy especiales. Me gustan mucho los momentos antes de salir. Sientes una tensión impresionante, tanto el manijero como toda la cuadrilla. He sido varias veces esquinero y en esos momentos hay que poner en tensión a tu esquina, que te vean bien y que estás dispuesto a darlo todo. En esos instantes, donde se ha vivido tanto, nadie puede engañar a nadie. Santeando se pierden los nervios, pero los momentos antes de salir, en los que estás atando tu almohadilla, son momentos que me encantan y que disfruto mucho.
 
 
P: ¿Crees que en una santería hay que tenerlo todo calculado o dejar algo a la improvisación?
 
R: Creo que un poco de las dos cosas. Con un santo como las “Campanitas”, tienes que llevar en mente todo lo que quieres hacer. Yo tengo clarísimo todo lo que quiero hacer en la calle, en todas las vueltas y el ritmo que vamos a llevar. No quiero horquillos muy grandes ni muy cortos, me gustaría todo más o menos medido. Depende mucho de cómo vayas en la calle. No quiero pensar que esto va a ir bien seguro y después no sea así. Tengo que intentar que vaya lo mejor posible. Si la cosa va bien y hay que sufrir, se sufrirá. Creo que en todas las manijerías tiene que haber su momento de “moscas” y no guardarte nada. Por supuesto mis santeros sabrán en el momento lo que quiero hacer. Y les diré que se aprieten bien.
 
P: ¿Crees que esos momentos de “moscas” hay que avisarlos a la cuadrilla?
 
R: Yo veo bien que se avisen. A mí me han pasado las dos cosas. Cuando te avisan lo agradeces, para mí es muy importante. Cuando llevas tres horas santeando, has pasado por horquillos duros y te toca un horquillo de esos de “moscas”, si te avisa el manijero sabes que toca hacer un sprint. Si no te avisa, te quedas pensando en qué está pasando. No avisar este tipo de horquillos es engañar a la cuadrilla. Creo que un manijero no debe ir a su bola y hacer lo que le dé la gana. No creo que un manijero tenga que llevar a su cuadrilla pensando qué está pasando o cuándo vas a tocar. Esas preguntas no tiene que hacérselas un santero. No soy partidario de eso.
 
P: Háblanos de tus tambores.
 
R: Mis tambores son magníficos y grandes personas. Me han demostrado ser buenos tambores tanto en las juntas como en la calle. Son los Vergara y Manuel Jesús Huertas. Me gusta ese punto de formalidad que tienen cuando llegan a las juntas. Siempre intentar estar el máximo tiempo posible en las juntas. Se hacen unos más de la cuadrilla. No me gustan los tamboreros que llegan a una juntan dan, su ratico y se van. Hay tamboreros que ni se relacionan con la cuadrilla ni nada. Mis tambores siempre están dispuestos a hacer piña. He pasado por dos santerías con ellos y en todas las juntas hablan con los santeros y se llevan muy bien con ellos. Para el Martes Sato tienen mi plena confianza. Es importantísimo llevar personas que cumplan tanto en las juntas como en la santería.
 
P: ¿Has hablado con ellos del paso?
 
R: No. Me lo reservo para más adelante. En alguna junta han tocado lo que a ellos han visto oportuno. Yo no les he dicho ni para arriba ni para abajo. Cuando llegue el momento me reuniré con ellos, tocarán el paso, lo escucharemos y sabrán lo que quiero. Seguro que va a salir bien.
 
P: Un consejo que le darías a un santero que salga este año por primera vez.
 
R: Lo único que le diría es que no se fije en que la primera santería sea dura. Hay personas que salen la primera vez, les ha pesado demasiado y no han querido ver la santería ni en pintura, aunque no haya sido en un santo de mucha envergadura. Todos los santos pesan, si sale bien pues perfecto y si no, pues adelante, que ya habrá santerías mejores. Yo valoro mucho el puñado de amigos que todos los años me llevo. Eso es algo muy importante que te da la santería.
 
P: ¿Algo más que añadir?
 
R: Nada, que espero que el Martes Santo salga como esperamos. Llevamos todo un año preparándonos y esperando este día para que todo salga perfecto. Espero que haga buen tiempo ese día. Gracias.
 
 
 
Foto: paseillo.es

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