La Iglesia Mayor Parroquial de San Mateo se abrió a las 21:00 de ayer Sábado de Pasión con el Pregón de Semana Santa, a cargo de Francisco Zurita Huete, quien tuvo como presentador al cronista oficial de Lucena Francisco López Salamanca.
El acto tuvo comienzo con la Lectura del Santo Evangelio según San Juan (11, 45-57) por parte de Francisco Requerey Ramírez, miembro de la Agrupación de Cofradías de nuestra ciudad, que leyó el levantamiento de Acta en el que, en el punto cuarto de la Orden del día, estuvo la consideración y elección del Premio Cofrade Manolo Ramírez, recayendo este año 2014 esta distinción por unanimidad en Agustín Arroyo Fernández.
El presidente de la Agrupación de Cofradías Antonio Díaz Serrano, hizo entrega de este galardón precisamente en este sábado de la quinta semana de Cuaresma, agradeciendo al premiado toda una vida dedicada al mundo cofrade en Lucena , de esfuerzo y de trabajo, “Agustín Arroyo representa el espejo donde debemos mirarnos todos los cofrades”. En respuesta Agustín Arroyo correspondió su agradecimiento a Cofradías y Santeros , dedicando también este reconocimiento a la Cofradía Santísimo Cristo del Amor y María Santísima de la Paz (Campanitas).
La Sociedad Didáctico Musical, Banda de Música de Lucena dio a la solemnidad del desarrollo de este acontecimiento tocando marchas compuestas por Fernando Chicano Muñoz en conmemoración del centenario de su nacimiento. En concreto fueron “Cofradías de Lucena” a la que siguió “Por las calles de Lucena” y cerrando con “ Santería y Penitencia”. De especial sentido cobrado con el toque del torralbo en la primera y última.
El presentador , Francisco López Salamanca hizo salutación de rigor al Rvdo Vicario de la Campiña , sacerdotes , Presidentes Hermanos Mayores de las Cofradías y Hermandades de Lucena, al Sr. Alcalde, Srs. Capitulares, autoridades civiles y militares, Monjas Agustinas Recoletas e Hijas del Patrocinio de María, hermanos todos y amigos en la fe. En su presentación hizo reflejo del significado tan especialmente particular, su orgullo y honra a lo que supone abrir la presentación del pregón de Fernando Zurita Huete, respondiendo así a su cordial e inestimable invitación para esta magna labor. Dos amistades de alma unidas por una misma devoción, entrega generosa y entusiasmo a Ntra. Madre, Señora y Patrona, María Santísima de Araceli. Describió al pregonero como un hombre de gran sencillez, nobleza y prudencia que el destino hizo salir de Lucena, pero que en ningún momento cayó en la tizne del olvido de su pueblo ni le restó un ápice de lucentino. Muestra de ello, su labor imparable y actividad como presidente de la Hermandad en Madrid de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli.
Tras describir su trayectoria, andadura y reconocimientos que han conformado la vida del pregonero , lo presenta como transmisor de vivencias a través del prisma de la distancia también cediéndole la palabra con la cargada expresión de emotividad “Querido amigo, tuyo es ya este acto”.
Tras las debidas salutaciones, el pregonero se puso bajo el amparo de Nuestro Señor y Nuestra Madre expresó su más sincera gratitud en los que depositaron en él la confianza para llevar a cabo el desempeño de hacer pregón a todo un Triduo Pascual , a decidirse y aceptar el atril gracias al apoyo de familiares y amigos , su decisión de aceptar con valentía y humildad, a los méritos y virtudes de su presentador.
Especial y muy emotiva fue su evocación a la memoria de sus padres, de quienes recibió toda la educación cívica y religiosa y a sus hermanos, compañeros de desvelos. Igualmente hizo una mención especial al Hermano Mayor de la venerable Archicofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, Eduardo Cortés Jiménez, ya desaparecido, y a la tan esperada recuperación de Antonio Crespillo Guardeño, a Fray Gabriel de la Dolorosa; Carmelitas y Agustinas que oran incansablemente sin desmayo por todos. Fernando Zurita no quiso olvidar el semillero de procesiones infantiles, símbolo y arraigo de las costumbres lucentinas, futuro de generaciones de celebrantes de la Semana Santa lucentina.
Su pregón hizo todo un recorrido catequético, de fe, esperanza, de oración a toda la Semana Mayor con versos en dedicaciones a Nuestro Señor en sus diferentes advocaciones. Lucena es pueblo de alma ceñida a la penitencia y al torralbo que anuncia el camino del Calvario, de intensa participación en la fe, de fe viva , que sube a la Virgen en la Sierra plegarias y que Ella corresponde con bajadas de aire de misericordia y consuelo. Lucena es devota mariana en sus distintas advocaciones: María Stma. de la Paz, María Santísima de la Paz y Esperanza, Ntra. Señora de la Soledad, Dolores del Carmen, María Santísima de la Salud, Nuestra Señora del Socorro, María Stma. de las Angustias; Señora de las lágrimas en la que la hiel de su llanto no encuentra consuelo y así un simpar de letanías en las que acompaña a su Hijo en todo momento sufriendo por su yacencia pero que culminan el Domingo de Resurrección bajo la advocación de Virgen de los Ángeles.
Porque Ella fue quien dijo: sí aceptando ser Sagrario vivo, la que encamina a su Hijo, La toda llena de gracia y de dulzura llena.
Si el Domingo de Ramos representa el Bautismo de Jesús , el Jueves , la Eucaristía y su institución. El Domingo de Resurrección es para el pregonero, Domingo bendiciente y que en la cristiandad evoca a Jerusalén, en un marco de una primavera naciente pasada la madrugada ya del Viernes Santo.
Lucena es de religiosidad sincera en todo lo que anuncia a Jesús que llega ahora para beber su Cáliz, ser azotado, para ser amarrado a la cruz y dejar que desgarrasen sus vestiduras. Nuestro Padre Jesús Cautivo de Medinaceli, Santísimo Cristo del Amor, Santísimo Cristo del Silencio, Nuestro Padre amarrado a la Columna, Nuestro Padre Jesús Nazareno. En Lucena las Cofradías, todas y cada una de ellas se convierten en templo en las calles de la ciudad.
Fernando Zurita Huete pregonó la Semana Santa lucentina con conmovedores recuerdos de su niñez, de unos padres que con tan sumo amor le hicieron iniciarse en el entendimiento del Amor del Padre, y vivencias prendidas en versos y letras que hacen llevar al oratorio la emoción que despierta la solemne magnitud y conciencia del Sacrificio de Dios para rescatar y llevar a la Salvación.
Pasó en su narrativa por las ceras que alumbran tronos, desfiles procesionales a través del arte y de la imaginería, el reclamo de fuerzas, hombros robustos, ilusión e impecabilidad con que los santeros mecerán a la Virgen, o procesionarán a paso seco a Cristo con sallón, pasearán las Imágenes, serán representantes de la lección evangélica del dolor junto al latido de los tambores y una Lucena latiente en devoción.
Foto: Paseillo