En el templo de San Pedro Mártir, a las 21:00 horas de ayer sábado 12 de marzo, el secretario de la Venerable Archicofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, Juan Alberto Jiménez Pérez, leía el acta de la junta de gobierno del 24 de agosto de 2015, en la que Rafael Ramírez Ponferrada fue elegido para ofrecer en este día el pregón a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Ante el atril de San Pedro Mártir, Juan Parejo Pineda iniciaba su presentación describiendo la madrugada del Viernes Santo como la proclamación de la fe del pueblo lucentino. Resaltaba del pregonero su profesión de médico especializado en otorrinolaringología, su colaboración en Radio Lucena y Videoluc TV. Igualmente, Parejo Pineda destacaba su nobleza y generosidad, el gran conocimiento en el arte del cante flamenco, participando activamente en la Peña Flamenca de Lucena y su dilatada experiencia como presentador de pregoneros de Lucena y las Navas del Selpillar.
Rafael Ramírez iniciaba su pregón recordando a la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Caído de Córdoba, donde comenzó su fervor cofrade y sentimiento cristiano.
Cordobés de nacimiento y lucentino de adopción, el pregonero resaltaba el haber podido aprender, gracias a sus más de treinta años viviendo en nuestra ciudad, lo que es y representa Nuestro Padre para Lucena.
El pregonero agradecía a Juan Parejo su presentación, recordando con cariño las retransmisiones que juntos realizaron durante más de veinte años del Viernes Santo lucentino en la televisión local, que aportaron una especial perspectiva a las impresiones que relató en su pregón, de las que destacaba los colores y sonidos.
Con una consideración a la importancia de la figura de Jesús Nazareno para Lucena y toda la comarca, el pregonero explicaba como la imagen de Jesús camino del Gólgota se ha convertido en referente de su devoción, fe, anhelos y emociones, sus peticiones y gratitudes. Siendo el momento de la Pasión en el que Jesús carga con la cruz de nuestras desdichas el que se hace más patente y público para el fervor popular.
El pregonero destacaba la numerosa presencia de devotos en el besapié a Nuestro Padre, los viernes en el rezo del miserere y perdón y cada día con el goteo continuo de visitas a la capilla, siendo una inconfundible muestra de la devoción que profesa el pueblo lucentino hacia la imagen.
Con un emotivo recuerdo a Juan Lara, el pregonero quiso hacer referencia al manijero de Nuestro Padre, Agustín Lara, sus hermanos y toda la cuadrilla que en los días previos al Viernes Santos vivirán momentos de reflexión, recogimiento y oración.
La salida de Nuestro Padre, la saeta popular, el orden desordenado de los hermanos de vela, el cirio amarillo, la cercanía del pueblo ante el Padre, la onda raíz lucentina que hace regresar al que se fue a la llamada del Viernes Santo, el color añil que anuncia la mañana, los penitentes de cruz, la cuesta del reloj como peculiar calvario, el rezo del Solemne Miserere y la bendición quedaron reflejados en la descripción que el pregonero hizo de las primeras horas de Nuestro Padre por las calles de Lucena.
Rafael Ramírez entre prosa y verso continuó la descripción de la mañana del Viernes Santo. Con testimonios de santeros, el pregonero recordaba como muchos enfermos y ancianos dejaban grabados en sus retinas la imagen de Nuestro Padre, para hacer el último viaje más llevadero. El regreso a la capilla era detallado por Ramírez Ponferrada como un tramo que despierta en los lucentinos cierta melancolía. Siendo el momento más cálido y entrañable el que los santeros ceden al pueblo el paso de Nuestro Padre, representación perfecta de generosidad y redención colectiva.
[…] “No nos dejes Jesús mío, llévanos siempre en tu estela, que tengamos siempre en ti
el referente y la esencia, para no perder jamás tu camino y la salud y así decir con orgullo: Acompáñanos por siempre, por siempre ¡Viva Jesús!”.
Rafael Ramírez finalizaba un pregón que describía un conjunto de reflexiones y convicciones que parten del corazón, pretendiendo llegar a las conciencias.
Foto: paseillo.es