Traslado de Ntro. Padre Jesús Nazareno del Carmen al templo de San Pedro Mártir. Foto: paseillo.es

El proceso de restauración y conservación de la imagen Ntro. Padre Jesús Nazareno del Carmen, por Manuel Espejo Mármol

Manuel Espejo Mármol ha devuelto la estabilidad a la obra que tallara el imaginero local Pedro Muñoz de Toro y Borrego en el siglo XIX.

01 de Diciembre del 2021

El pasado domingo, 28 de noviembre, en la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen amanecía la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno del Carmen, popularmente conocido como Nazareno del Pino, tras haber sido sometido, durante los últimos tres meses, a un exhaustivo proceso de restauración y conservación por parte del lucentino Manuel Espejo Mármol. Se ha devuelto la estabilidad, mermada por el paso del tiempo, a la obra que tallara el imaginero local Pedro Muñoz de Toro y Borrego en el siglo XIX, para el cortejo procesional de la Archicofradía del Carmen.



El proceso comenzó con un análisis histórico - artístico y científico - técnico, para determinar las alteraciones que presentaba, así como las características técnicas y constructivas de la escultura. La intervención se ha centrado en la fijación de la policromía, que amenazaba serios riesgos de desprendimientos en toda la superficie pictórica. Principalmente en cabeza, cuello, manos y pies, dónde existían grandes pérdidas de estratos con importantes lagunas de color.

La intervención ha permitido descubrir que la imagen del Nazareno fue intervenida algunos años después a su ejecución por su propio autor, Pedro Muñoz de Toro. Esto se ha podido conocer gracias a la existencia de una primera policromía, de una tonalidad más anaranjada, mucho más torpe que la actual, y que se correspondería con las policromías que el lucentino aplicaba a las primeras obras de su producción artística. Consciente de las carencias técnicas de su obra, Muñoz de Toro volvería a intervenir sobre el Nazareno, sobreponiendo gruesas capas de estuco para corregir y modificar volúmenes de la obra y aplicar, finalmente, la policromía que hoy conocemos.
Esta segunda encarnadura, más pálida que la anterior y con matices verdosos, se corresponde con la repetida en las últimas imágenes de su producción,  como en el caso del Crucificado de la Misericordia, vulgo de los Camisitos.



Tras la fijación de la policromía, los tratamientos de conservación y restauración sobre la misma continuaron con la retirada de la suciedad superficial, limpieza de repintes, depósitos de cera, así como la gruesa capa de barnices oxidados que generaban una película oscura, a modo de veladura, empañando los cromatismos aplicados por su autor. Igualmente se procedió a la extracción de elementos metálicos que no cumplían su función y que estaban provocando daños en el soporte; al refuerzo de la peana y a la consolidación de las telas encoladas que revisten interiormente al Nazareno.

Igualmente se han tratado los daños producidos por el peso de la cruz, que se traducían en grietas y fisuras en el soporte, especialmente en la unión de la cabeza al torso de la imagen. Se ha corregido la posición de la cruz, recuperando el orificio de sujeción original, otorgándole un aspecto más natural y reduciendo las tensiones en el soporte lígneo al apoyarse, como medida de conservación preventiva, en una nueva horquilla o cirineo que ha sido realizada por D. Rafael del Pino.

La etapa final del proceso comprendió la reintegración volumétrica y cromática de la obra, atendiendo en todo momento a los criterios de reversibilidad. Finalmente se ha dotado a la imagen de un juego de pestañas de pelo natural que dulcifican el semblante del Nazareno carmelita.


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