Lucena no contenta con festejar a su Madre, la Virgen de Araceli, si un día vivió conmovida por el  dolor y sufrimiento de su Hijo, también honra y quiere al Esposo.

Un día el gremio de la madera honró a José, el artesano, el carpintero, el padre de Jesús, el esposo de María, patrón. Y cada año, para destejar y cristianizar la fiesta del trabajo, para contentar a la Esposa, para alegrar al Hijo, saca en solemne procesión a este hombre de virtud, artesano y carpintero como vosotros, artistas lucentinos.

¡Con qué ternura honramos los lucentinos a la familia de Nazaret!

Joaquín González Pérez, Pregón de las Glorias de María 1984.

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Foto: Paseíllo-Antonio Bergillos