La ciudad vivirá uno de los acontecimientos religiosos más esperados de los últimos años con la celebración de la Procesión Magna el próximo 27 de septiembre, un evento que estará presidido por María Santísima de Araceli, Patrona de Lucena y del Campo Andaluz. La jornada reunirá a numerosas hermandades y cofradías en un ambiente de fervor, tradición y profunda devoción popular.

Antes de este gran día, la Virgen de Araceli será trasladada desde el Real Santuario de Aras a Lucena. La bajada tendrá lugar el domingo 21 de septiembre a las 10:00 horas, mediante una plataforma especialmente acondicionada para su transporte. Una vez en la ciudad, los hermanos y hermanas que lo deseen podrán portar a la Virgen hasta la parroquia de San Mateo, donde está previsto que llegue alrededor de las 13:00 horas.

Para participar en este traslado, se habilitará un formulario de inscripción online, disponible del 12 al 30 de agosto, a fin de facilitar la organización del evento.

Durante toda la semana siguiente, María Santísima de Araceli permanecerá en Lucena, lo que permitirá a fieles y devotos acercarse a Ella en un ambiente de oración y recogimiento. Su presencia en el corazón de la ciudad será una oportunidad única de veneración y encuentro espiritual.

El momento culmen llegará el 27 de septiembre con la Procesión Magna, en la que la imagen de la Virgen ocupará un lugar destacado en el atrio de San Mateo. Allí presidirá este acto extraordinario que reunirá a la comunidad cofrade en una cita que promete ser inolvidable para la historia de la ciudad.

Finalmente, el domingo 28 de septiembre, tendrá lugar la despedida oficial de la Virgen con una Solemne Misa a las 9:30 de la mañana en San Mateo. Al término de la celebración, comenzará el traslado de María Santísima de Araceli de regreso al Santuario Diocesano de Aras. Al igual que en la bajada, quienes deseen participar en este recorrido deberán inscribirse previamente mediante el formulario habilitado.

Esta intensa semana de actos y celebraciones supone no solo un hito devocional, sino también una manifestación viva del amor que el pueblo de Lucena profesa a su Patrona, en un testimonio que quedará grabado en la memoria colectiva de la ciudad.