"Valiente" por Pedro del Espino Gómez

18 de Marzo del 2014

Valiente
 
Lo tenía fácil, podía ocultarse tras la oscuridad de la fuerte columna que sostenía la techumbre y, sin embargo, avanzó dando la cara. Prefirió dejarse amarrar a esa otra columna de jaspes melados que Lucena le ofrece cada año cuando se inicia la Cuaresma, el mismo Miércoles de Ceniza, ¿para qué esperar más? si sabía de sobra cual sería el final de esa historia de amor; de su amor, del amor de su Padre por nosotros.
Lo acusaban de embaucador, de pecador por mezclarse con gentes de mala vida, de blasfemo al declararse Hijo de Dios, lo llamaban farsante e hipócrita; pero Él seguía dando la cara, sin esconderse, impasible. Les molestaba esa serena mirada, la valerosa mansedumbre con la que se dejaba golpear por nosotros una y otra vez.
Aún quedaban en su semblante marcas de las dudas sufridas en Getsemaní cuando su coraje se convirtió en lágrimas y en oración: “Padre, si es posible aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Sentía ganas de volverse y gritarles que era el amado del Padre, el predilecto. Pero se contuvo, humilde y sereno, valiente.
Arqueó su torso para aparecer completo a la vista de todos mientras el negativo de su presencia quedaba marcado en la pared del templo a la espera de ser revelado.
Se colocó al lado del débil, del discriminado, del que no tiene voz ni voto; y siguió avanzando dando la cara, valiente.
 
Pedro del Espino Gómez
Para una instantánea del “Amarrao” lucentino de Joaquín Ferrer. Cuaresma 2014
 
 
Foto: Joaquín Ferrer

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